El uso incorrecto de medicamentos se ha convertido en un serio problema de salud pública en Costa Rica, donde la falta de educación y el incumplimiento de las indicaciones médicas provocan desde intoxicaciones hasta el aumento de la resistencia a los antibióticos. Expertos advierten que prácticas como alterar dosis, compartir fármacos o no leer las instrucciones pueden tener consecuencias graves para los pacientes.
Según especialistas, una comunicación deficiente entre el personal de salud y los pacientes es uno de los principales factores que contribuyen a estos errores. La falta de comprensión sobre la importancia de seguir un tratamiento al pie de la letra deriva en complicaciones que, en muchos casos, requieren intervenciones médicas adicionales y ponen en riesgo la vida de las personas.
Puntos Clave
- La principal causa de intoxicaciones en Costa Rica está relacionada con el mal uso de productos farmacéuticos.
 - No completar los tratamientos con antibióticos es una de las principales causas del aumento de la resistencia antimicrobiana a nivel mundial.
 - Alterar las dosis o los horarios de los medicamentos sin consultar a un médico puede anular su efectividad o provocar efectos adversos graves.
 - Compartir medicamentos recetados con familiares o amigos es una práctica peligrosa que puede generar complicaciones severas.
 
Un problema de salud pública silencioso
Aunque a menudo pasa desapercibido, el manejo inadecuado de los medicamentos representa una amenaza constante para la salud de la población. En Costa Rica, los reportes de intoxicaciones señalan a las sustancias farmacéuticas como la causa principal, una estadística que refleja un problema de fondo: una cultura de automedicación y una débil educación sanitaria.
La doctora Sofía Orozco Solano, quien dirige el Centro de Información de Medicamentos del Hospital Calderón Guardia, subraya que los medicamentos no son sustancias inofensivas. “Un mal manejo puede tener consecuencias y complicaciones en la salud del paciente, y el entorno familiar y social”, afirma.
Este problema no solo afecta al individuo, sino que tiene un impacto en todo el sistema de salud. Los pacientes que sufren complicaciones por un mal uso de fármacos a menudo requieren atención en servicios de emergencias y hospitalizaciones que podrían haberse evitado con una correcta adherencia al tratamiento.
Los errores más frecuentes y sus consecuencias
Los fallos en la administración de medicamentos son variados y van desde simples descuidos hasta decisiones deliberadas que ponen en riesgo la salud. Identificar estas prácticas es el primer paso para corregirlas.
Autoprescripción y dosis incorrectas
Uno de los errores más comunes es la modificación de las dosis por cuenta propia. Muchos pacientes deciden aumentar o disminuir la cantidad de medicamento que toman según cómo perciben la evolución de su enfermedad, sin consultar a un profesional.
Esta práctica es especialmente peligrosa en enfermedades crónicas. Por ejemplo, es frecuente que pacientes diabéticos lleguen a los servicios de emergencias descompensados por haberse aplicado una dosis de insulina incorrecta o por no haber seguido las pautas de alimentación necesarias tras su aplicación.
“No basta la prescripción de medicamentos: hay que sentarse con el paciente y explicarle por qué se debe respetar la dosis y la trascendencia de la disciplina medicamentosa”, explica un profesional de la salud, destacando la necesidad de una mejor comunicación.
Compartir medicamentos: un riesgo subestimado
Otra práctica extendida y peligrosa es recetar o compartir medicamentos con amigos, vecinos o familiares. Aunque a menudo se hace con buena intención, esta acción ignora que cada organismo es diferente y que un fármaco efectivo para una persona puede ser perjudicial para otra.
La doctora Orozco Solano relató el caso de un paciente que sufrió complicaciones graves después de que su esposa le sustituyera el tratamiento prescrito por uno que le habían recetado a su hijo para otra dolencia. Esta decisión provocó una reacción adversa que requirió intervenciones médicas adicionales para estabilizar al paciente.
Hecho Relevante
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la resistencia a los antimicrobianos es una de las 10 principales amenazas para la salud pública mundial. No completar los tratamientos con antibióticos es un factor clave que contribuye a este problema.
La amenaza de la resistencia a los antibióticos
El abandono prematuro de los tratamientos con antibióticos es un problema global con consecuencias locales directas. Muchos pacientes dejan de tomar el medicamento tan pronto como sienten una mejoría en sus síntomas, sin completar el ciclo prescrito por el médico.
Esta interrupción permite que las bacterias más resistentes sobrevivan y se multipliquen, haciendo que futuras infecciones sean mucho más difíciles de tratar. La resistencia antimicrobiana, como la describe la OMS, pone en peligro la eficacia de la medicina moderna y aumenta los costos sanitarios, la duración de las hospitalizaciones y la mortalidad.
La importancia de la educación y la comunicación
La raíz de muchos de estos problemas se encuentra en una comunicación insuficiente entre el personal sanitario y los pacientes. La falta de tiempo en las consultas y el uso de lenguaje técnico dificultan que las personas comprendan completamente las indicaciones.
¿Por qué es crucial seguir las indicaciones?
El cuerpo procesa los medicamentos de formas específicas. El horario, la dosis y la indicación de tomarlo con o sin comida están diseñados para maximizar su efectividad y minimizar los efectos secundarios. Por ejemplo, la lovastatina, usada para el colesterol, se recomienda por la noche porque la producción de colesterol en el cuerpo es mayor durante esas horas.
Es fundamental que los profesionales de la salud no solo prescriban, sino que también eduquen. Deben explicar de forma clara y sencilla:
- Para qué sirve cada medicamento.
 - La dosis exacta y cómo medirla.
 - El horario y la duración del tratamiento.
 - Posibles efectos secundarios y qué hacer si aparecen.
 - La importancia de no interrumpir el tratamiento sin consultar.
 
Del mismo modo, los pacientes deben asumir un rol activo, haciendo preguntas y asegurándose de entender todas las instrucciones antes de salir de la consulta. Guardar los medicamentos en su envase original y leer el prospecto también son hábitos clave.
Casos insólitos que reflejan la falta de información
La desinformación ha llevado a situaciones que, aunque puedan parecer anecdóticas, ilustran la gravedad del problema. Se conocen casos de personas que intentaron ingerir supositorios por vía oral porque nadie les explicó el método de administración correcto.
Otras prácticas comunes incluyen organizar las pastillas por color y forma en lugar de por su función, o tomar un "cóctel" de todos los medicamentos del día a la vez para "no olvidarse", sin considerar las posibles interacciones negativas entre ellos.
Estos ejemplos demuestran que la educación en salud es una herramienta indispensable. Un paciente informado es un paciente más seguro y un aliado en su propio tratamiento, lo que reduce la carga sobre el sistema sanitario y mejora los resultados de salud para toda la comunidad.



